Con la derrota de ayer, Racing se sumerge en su propia tormenta, de la cual desde la orilla no se ve que puedan salir.
El bajo rendimiento del equipo se debe pura y exclusivamente a ellos mismos, parece que rápidamente recuperamos esos viejos hábitos olvidados, Racing parece ser el protagonista de la famosa película “Una tormenta perfecta”, y más que navegar en contra de la tormenta se sigue adentrando en la misma sin hacer un cambio de ruta.
El de ayer fue un partido entre un equipo que sabía a qué jugaba (aunque sea vaga la idea) y otro en el cual la memoria futbolística parece haber quedado en el olvido, se hundió como un viejo galeón español.
El capitán, intentó dar órdenes a sus contramaestres pero éstos no están a la altura de poder navegar este barco, tal vez agobiados por el cansancio del tiempo, tal vez agobiados por el mal momento, no logran encontrar su mejor ritmo, su mejor desempeño. Desde la orilla se siente el clamor popular, muchas veces acallado por las victorias del campeonato económico, clamor que ahora se siente mucho más por la pobre performance deportiva, Racing está sumergido en su propia tormenta, sin encontrar el timón para poder salir de ella, y a esto sumarle las diferentes bajas que sufrió el equipo durante el último tiempo hace que se noten aún más las falencias.
Si hay algo que se puede rescatar de esta derrota, es que Diego Cocca, reconoció su incorrecto planteo táctico, no frente a los medios pero sí con los cambios que realizó durante el encuentro. Jugar con un triple 5, en el cual vemos las mismas características de juego para la recuperación hizo que Central se adueñara de los laterales, y desde allí construyera todas sus jugadas de ataque, así pasó un primer tiempo donde Racing sin pena ni gloria no consiguió llegar al arco rival.
Ya en el segundo tiempo, una jugada por el lateral hizo que Lisandro acomodara el cuerpo para que le realizaran el penal, para luego convertirlo en gol. La algarabía por el empate conseguido sólo duró unos minutos, ya que Central seguía disfrutando de las bandas laterales para armar su juego, juntando a los mediocampistas y liberando los laterales.
La Academia, bailaba al compás de Rosario, y dentro de la tormenta en que está sumergida marcó en zona dejando a Díaz con Ruben y Burgos, se aprovecharon de su estatura y facturó el defensor. Lo mismo sucedió en el segundo gol y la ley del ex se repitió, Camacho esta vez y un festejo de venganza.
De mucho sirvió la entrada de Acuña, ya que con él se mostraron señales futbolísticas nuevamente, ya ordenado el equipo y con dominio del balón, Racing propuso partido. ¿Era necesario esperar tanto tiempo para subir al marinero y encauzar la navegación? Es una pregunta que todos nos debemos estar haciendo hoy, porque ese Racing, el tuyo, el mío, el de Tita, se merece más jugadores como el Huevo y menos de otros que ya no están a la altura.
Por: Martin Alvarez

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