Y un día, Licha volvió al Cilindro

13:06:00
Se hizo esperar. Hubo coqueteos en mercados anteriores, sumado al incansable pedido de los hinchas por su regreso. Desde que se despidió del Olympique de Lyon francés, en 2014, la ilusión se encendió en todos los hinchas de la Academia. Pero hubo que esperar aún más. Un paso por el fútbol de Qatar, y luego por el Internacional de Porto Alegre antes de volver a su primer amor. 
Foto: Infobae
La gente en las tribunas preguntaba cuánto tiempo iba, cuánto faltaba por jugar frente al Puebla mexicano. Lo cuchicheaba, lo susurraba entre labios. Como a escondidas, como si pese a los ensordecedores cantos de la hinchada, el Príncipe fuese a ofenderse por su salida. Como si tamaño profesional, fuese a opacar uno más de la ola de regresos que él mismo inició.

Pasaron 70 minutos, y todo el estadio se puso de pie. Las caras de los hinchas quedaron tapadas por sus brazos en alto. El rugido del Cilindro fue uno sólo (como el 22): "Milito hay uno solo, ¡oooh!" se escuchó al unísono, como cada vez que el Príncipe es reemplazado, anota un gol, o simplemente limpia con esa claridad majestuosa una jugada. Pero esta vez, los aplausos se mezclaron. O se unieron. De un cántico se pasó a otro, casi sin darse cuenta. Detrás de la línea de cal, junto al árbitro asistente que sostenía el cartel, esperaba ansioso, dando pequeños saltos de precalentamiento, Lisandro López, que se emocionaba al escuchar el "¡Olé olé olé, Licha Licha!" que bajaba de las tribunas.

Lisandro López, el Licha, aquel delantero que supo ser goleador del Torneo Apertura 2004 con la celeste y blanca, finalmente hizo su debut en el Cilindro, tras su paso por el fútbol internacional. Ya había pisado el césped del estadio Juan Domingo Perón en la presentación de los refuerzos, pero faltaba hacerlo en un partido oficial. Y enseguida se mostró con ganas. Hasta por momentos, demasiadas ganas, ya que de entrada tuvo algunas discusiones con los defensores mexicanos.

Fueron 20 minutos para recibir el cariño de la gente que tanto pidió por su regreso, y empezar a acostumbrarse de nuevo al cariño del Cilindro. Buen juego de espaldas, toques de primera, y la comprensión de la idea de Sava, que pide presionar sobre la salida del rival para forzar una equivocación. Y así es como llegó el gol de Bou, luego de la presión ejercida entre el Entrerriano, Acuña y Licha.

Luego de los abrazos tras el pitido final, luego de la ovación y el saludo a la hinchada, López se mostró emocionado por volver a ser protagonista sobre el césped académico. Y, claro está, por la clasificación a la fase de grupos de la Copa Libertadores.

Tras dejar atrás aquel desgarro durante la pretemporada, Licha tuvo una segunda oportunidad en el Cilindro. Esta vez, frente al conjunto Sanjuanino, tuvo más tiempo y espacios. A los 9 del segundo tiempo, Sava lo llamó y otra vez fue una ovación, primero para Milito, y luego el aliento para López. 

Y ahora sí se pudo ver la clase del delantero. Tirando caños, bajando de espaldas a recibir y pivotear, jugando y haciendo jugar a los compañeros. Hasta que a los 30' del segundo tiempo, con el partido 2-1 a favor de la Acadé, tuvo la más clara desde su regreso para marcar; esperó a última línea cuyana para evitar el off side hasta que Bou le dibujó un pase con pincel para dejarlo mano a mano con el arquero. En la cancha fueron 3 segundos eternos de silencio y en pie. En los hogares de cada alma racinguista, los sillones descansaron por unos segundos. Los corazones empujaron un grito hacia las gargantas, que finalmente no pudo salir. La ansiedad le jugó en contra. Levantó la cabeza y se adelantó en velocidad a la pelota, que le quedó unos centímetros lejos de su pie de apoyo y el remate salió débil hacia la posición del arquero.

Minutos más tarde, se toma esos segundos que da la experiencia para esperar el paso de un compañero por su espalda. Pisa para adentro, aprovechando la confusión de la marca, y su marcador lo desplaza con los brazos dentro del área. Era penal, y ¿quién se lo iba a sacar? Sin embargo, para Pitana no fue nada. Siga, siga.


Las intensiones, las ganas, el temperamento, la clase, el fútbol. Todo sigue intacto en Lisandro López a sus 32 años. Y parece ser una cuestión de tiempo hasta que aparezca entre los titulares. Y para disputarle el puesto, nada más y nada  menos que, quizás, al Príncipe Diego Alberto. La doble competencia obligará a Sava a rotar el equipo, y hay banca de lujo.

Por Lisandro Martín Benzecry | @LM23ok


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