el equipo de Merlo no consiguió mostrar su mejor versión y fue superado por 2 a 0 en el estadio Marcelo Bielsa. Ponce y Trezeguet, uno en cada tiempo, marcaron los goles que significaron la sexta derrota en el torneo.
Uno tras otro, los golpes se acumulan sin que asome una receta eficaz para evitarlos. Similar a la del semestre pasado, la realidad no permite la aparición de los sueños que se fueron gestando durante el verano. Si antes de salir a la cancha el panorama ya tenía algunos nubarrones, todo se tornó más oscuro luego de la presentación en el Parque Independencia. Racing, que no pudo revertir la imagen mostrada en el clásico de la semana anterior, perdió por 2 a 0 ante Newell’s y desperdició así una cita interesante para salir adelante. Con 4 puntos en ocho fechas, lo fundamental será encontrar los dispositivos futbolísticos y emocionales que sirvan como fundamento para arrancar a torcer este destino.
Casi imposible imaginar otra escena en la tarde del domingo. Por las características propias y por las del rival. El estilo bien definido del adversario no dejó demasiado margen para la opción y el plan fue de movida ese que cualquiera podía intuir: no regalarse y construir confianza desde un ordenamiento táctico que permitiera cortar los circuitos de tenencia ajeno. Distinta fue la posición del local y, como consecuencia, los roles quedaron rápidamente distribuidos, ya que de los dirigidos por Alfredo Berti fueron la pelota y el campo, mientras que al bando de Reinaldo Merlo le perteneció la chance del contragolpe. El dibujo 4-4-2, sin embargo, no fue suficiente para tapar la claridad de Lucas Bernardi y el dominio quedó en manos del cuadro rojinegro. Evidentemente, la historia no sería nada sencilla.
El primer de los locales aviso llegó pronto, luego de una buena maniobra individual de Ever Banega. El volante encaró por el centro, se hizo el espacio y sacó un remate potente que dio de lleno en el poste derecho de Sebastián Saja. En el rebote, Eugenio Isnaldo falló de forma increíble y le dio vida a la visita. Pero enseguida ocurrió el golpe que desequilibraría el resultado. Isnaldo, ubicado como extremo izquierdo, aceleró por el costado y lanzó un centro con rosca al corazón del área chica. Ezequiel Ponce, a los 10, en un buen anticipo, empujó para mandar el balón directamente a la red. Ya antes del gol, el control del encuentro era del anfitrión. Después de la conquista, como era posible suponer, las cosas se le volvieron aún más favorables a los rosarinos. Con dificultades para interrumpir, la Academia trató de sostenerse en pie y de aprovechar alguna aproximación circunstancial.
Hubo una primera oportunidad para los de Avellaneda. A los 20, Luis Ibáñez envió un tiro libre con un lindo efecto y Pablo Alvarado capturó la pelota obligando al arquero a volar para desviar el disparo. Al ratito, se dio la incursión más profunda para los de celeste y blanco. Rodrigo De Paul, el más movedizo de los suyos, se impuso en el mano a mano por afuera y quedó cara a cara con Guzmán. La definición dio en el cuerpo del arquero y el grito de gol se diluyó. Con escasa circulación del balón, a Racing le costó abastecer a sus delanteros, que quedaron aislados y perdieron en la mayoría de las acciones. Pese a eso, Valentín Viola tuvo una, justo antes del descanso, pero fue derribado por Guzmán cuando se preparaba para disparar. En el otro sector del terreno, el capitán académico debió intervenir en un par de ocasiones para impedir que la diferencia se ensanchara.
Para el complemento, la Academia trató de modificar la actitud y fue a presionar más adelante. Necesitado de aire fresco en la línea de volantes, Merlo hizo debutar a Guillermo Hauche, que ingresó por Ibáñez para recostarse por la izquierda. Una chilena de Gastón Campi, a los 6 de la segunda etapa, pudo haber decretado la igualdad pero la pelota se empecinó en irse por encima del travesaño. Sin ser muy superior al oponente, la visita comenzó a aprovechar el cansancio de los rosarinos para aferrarse a la esperanza de la igualdad. Luciano Vietto entró por Gabriel Hauche para revitalizar la ofensiva pero demoró algunos minutos en agarrar ritmo. Más allá de los destellos de voluntad, el ímpetu racinguista fue cediendo y, de a poco, el dueño de casa recuperó el dominio del juego.
La última variante fue la entrada de Mauro Camoranesi y el experimentado futbolista, otra vez, al igual que ante Boca, produjo un aumento de las expectativas: en la primera que tocó, habilitó a Vietto para dejarlo bien perfilado frente al arco. El cordobés buscó el segundo palo pero le faltó fuerza a su intento. Poco después, Camoranesi se la tiró larga a Viola y el delantero no acertó al momento de controlar para definir. Por supuesto que, del otro lado, Newell’s también generó posibilidades y Saja fue el gran responsable –sobre todo al detener un tiro libre de Banega- de que el suspenso en el resultado se extendiera en un tiempo más. Pero la ilusión, lamentablemente, no duró demasiado. A los 37, David Trezeguet, sustituto de Ponce, aprovechó un balón perdido para marcar el segundo con gran categoría.
Una excursión de las más exigentes acabó en derrota y, por ahora, la levantada aguarda en el cajón. Está claro que hay que mejorar, y lo más rápido que se pueda. Esta vez no salió pero no hay que abandonar la fe. Con trabajo, seguramente se podrá volver a mirar con ganas lo que viene.
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