Empate clásico

12:41:00
Racing no pudo ganarle a su clásico rival. Empezó sufriendo de a ratos, pero lo terminó apretando contra su arco e hizo figura a su arquero. El mix de Sava estuvo a la altura, pero no le alcanzó.

Milito agradece la ovación. Foto: Racing Club Oficial
Es el partido que siempre va a ser atractivo. Al menos desde la previa, sin importar como venga cada equipo. Tras aguarle la fiesta con la gran chilena de Licha López sobre la hora en su cancha, ahora Racing buscaba darle otro golpe a la ilusión de Independiente, que llegaba a un Cilindro explotado a intentar mantener la distancia con los de arriba. Pero a las miles y miles de almas poco les importaba cómo llega cada uno. "Son partidos aparte", pregona el tan gastado cliché, pero el hincha lo respeta a rajatabla. 

Y pese a tener bien presente que la ilusión casi obsesiva es la Copa Libertadores, todo Racing quería regalarle un triunfo a Diego Milito, que jugaba su último clásico de Avellaneda. Era el condimento extra, el plus que ofrecía el encuentro. Pero no se pudo. De entrada, Sava propuso un mix de titulares con habituales suplentes, pensando en que este miércoles jugará ante Mineiro la ida por los octavos de la Libertadores, otra vez en el Cilindro. En el fondo reaparecía Cabral, que había perdido algo de terreno en la consideración del DT, al igual que Gastón Díaz a su derecha. En el medio, Vismara intentó suplir a Videla, de buen regreso, y por momentos logró que no se lo extrañe tanto. El mejor partido de la Bruja, y nunca más oportuno.

El partido comenzó algo demorado. Desde las tribunas volaban papelitos a cada minuto. La impaciencia se adueñaba de cada garganta, que coreaba todas las canciones del repertorio, y querían desatar la fiesta cuanto antes. Hasta que por la manga se vio la primer camiseta roja, y el estadio completo se convirtió en un silbido unísono. Minutos después, se produjo una suerte de estallido. Desde todos los rincones del Cilindro volaron papeles y globos, dándole un marco espectacular a la salida del equipo, comandado por su Príncipe, que tuvo su merecida ovación.

De fútbol, no demasiado. El partido comenzó parejo en cuanto desprolijidades. Desde ambos bandos se intentaba acercar al arco de en frente, pero muchas veces la intención de saltar líneas terminaba en un pelotazo a dividir. A Racing esto parecía costarle más, ya que no podía hacerse dueño de la pelota. Llegaba a Milito, casi siempre obligado a jugar de espaldas, pero no encontraba tan fácil la descarga, y no siempre podía limpiar la jugada como nos tiene acostumbrados. Roger Martínez intentaba lo propio, pero con similar resultado. Por los costados, el más vertical y que se mostraba como arma ofensiva era Noir, que intentó ser tan filoso como su lengua en la previa de cada clásico. Por izquierda, a perfil cambiado, como le gusta más, jugaba De Paul. Rodri fue el gran ausente del clásico. Nunca pudo encontrarse con la pelota, le costó mostrarse como salida abriendo bien la cancha, y lateralizó demasiado, muchas veces cuando la jugada pedía ir hasta el fondo. 

En un encuentro donde las emociones se transmitían más desde las tribunas hacia el césped, lo más destacado del primer tiempo fue la ovación del minuto 22 para, justamente, quien viste y calza esa casaca; Diego Alberto Milito y su último clásico. Se rompieron las manos, se desgarraron gargantas y hasta rodaron lágrimas por más de una mejilla al ver al Príncipe aplaudir sobre su cabeza y golpeándose el escudo. Aquél que supo besar en la cara de todo un estadio rojo. Aquél que ha sabido defender a la perfección, con los pies, la cabeza y el corazón. Como cuando el Cilindro le pidió 6 meses más a este amor que ya será eterno.

Luego de eso, algún que otro avance rápido, pero costaba horrores ensamblar un ataque estacionado. Pese a las impresiciones, ninguno de los dos equipos se imponía. Y ya en el complemento, el público empezó a marcar la cancha. Al ver que Racing no lograba hacerse con la pelota, el estadio completo empezó a pedir por Romero. El 10 que cada vez que la pide ilusiona con un buen pase en profundidad, un segundo o dos más para que pasen los carrileros, o bien, un buen remate de afuera. Ya había salido De Paul, de lo más flojito del equipo, y en su lugar entró Pereyra, que venía de hacer un buen partido ante Argentinos.

A los 70 minutos, el lumínico anunció el final del clásico para Diego Alberto. Pero lejos del enojo, el hincha ovacionó una vez más, por enésima vez en la tarde noche y en la vida. Sava atendía el pedido del hincha, y mandaba a la cancha al Paraguayo. Y a partir de allí cambió el partido. Romero las pidió todas, gambeteó y volvió locos a los defensores. A partir del descanso de la pelota en sus pies, Racing logró crecer en el juego y de a poco fue metiendo en su arco a Independiente, que tuvo como figura a su arquero Campaña.

Sobre el final, tal vez algo tarde, Licha López entró con la chapa de héroe del último clásico. Y entró decidido a ganarlo. A ir para adelante, a chocar con quien sea, a empujar, pero también a pensar, como su festejo característico lo indica. Y tuvo quizás la más clara, en una jugada que ensayó una suerte de sombrero para bolear un disparo que rebotó en la mano de Toledo, pero Beligoy, de flojo partido, dio tiro de esquina después de que Campaña tapara bien abajo tras el rebote. Todo el estadio vio el penal y lo pidió, pero no fue sancionado. 

Racing terminó arrinconando los últimos 20 minutos a Independiente, lo buscó por las bandas, por el medio y con remates de afuera. Pero no pudo. Campaña tapó todo lo que le llegó, dando rebotes peligrosos pero ninguno cayó en pies celestes. El equipo se fue aplaudido, pese a no lograr la victoria pero con la sensación de que en unos minutos más lo ganaba, y con el pedido de la Libertadores. La Academia quedó aún más lejos en el torneo, pero también alejó del pelotón de arriba a su clásico oponente. Ahora la parada más brava será el miércoles, cuando desde las 19:30 los del Colorado reciban al Mineiro. 

Resumen

La ovación para Milito

Remates de Aued y Milito de afuera

Cabral casi lo clava de bolea 

El penal que no sancionó Beligoy


Por Lisandro Martín Benzecry | @LM23ok @GloriosaAcade

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