Con ganas de renovar, al Príncipe sólo le preocupa su salud . “A la tarde, mi mujer me dice ‘¡otra vez con el hielo!’”, se ríe.
Cada sesión de kinesiología lo obliga a irse una hora más tarde que
el resto de sus compañeros. Diego Milito también es ejemplo porque a sus
36 años sigue cuidando su desgastado lomo como cuando era el mejor
jugador de la UEFA. En realidad, lo único que lo obliga a recordar que
el paso del tiempo es para todos -incluso para los que no parecen
mortales como él- es su maldita rodilla izquierda. En 2013, jugando para
el Inter, se rompió los ligamentos cruzados, lesión que lo obligó a
regresar un año más tarde a la Academia. Y jugando contra Guaraní, por
Copa Libertadores, realizó un mal movimiento que paga hasta el día de
hoy, con una articulación que le duele y muy seguido le produce
inflamación. Pero el goleador, fiel a su estilo, pone sus ganas por
sobre el dolor y su amor por el fútbol delante del doble sacrificio que
significa atender su cuerpo. “Vivo para la
rodilla, le doy bola todos los días. Es duro estar todos los días
peleando. Al menos yo me la tomo de esa manera, siendo re profesional,
cuidándome”, explica el capitán.
-¿Cómo es la lucha diaria con la rodilla? ¿Qué cosas hacés que la gente no sabe? -Es todos los días venir una hora antes al entrenamiento e irme una hora después. Y seguirla en tu casa... Le tengo que prestar atención porque si no es difícil seguir el ritmo. Es lo que me toca...
-¿Depende mucho de la rodilla que renueves tu contrato que termina en diciembre? ¿O de las ganas y del ingreso a la Libertadores?
-No depende de entrar a la Copa, no... Mi continuidad pasa exclusivamente por un tema de cansancio mental, de los cuidados... Yo creo que si las cosas siguen de esta manera va a ir todo bien, pero no quiero hablar de esto en este momento. Siempre dije que después de cumplir los objetivos veremos... Seguir o no es nada, es parar un minuto y decir vamos para adelante. No cambia nada, solamente lo estiré hasta diciembre porque estamos peleando cosas muy importantes.
"Es todos los días venir una hora antes al
entrenamiento e irme una hora después. Y seguirla en tu casa... Si no es
difícil seguir el ritmo".
-¿Llega un punto que querés disfrutar de otras cosas más relajadas? Acostarte tarde, comer una pizza...
-Eso uno lo puede hacer, tampoco soy tan estricto conmigo mismo. Pero bueno, he tenido todos los cuidados para estar a la altura. Siempre fui así...
-¿Ya vas pensando en si vas a ser manager, técnico o presidente?
-No, la verdad que no... Vivo el día a día, disfrutando lo que hago. Primero quiero cerrar una etapa como jugador y después ahí veré realmente qué me motiva a futuro.
-Pero siempre cerca de Racing... ¿te quedarías a vivir acá?
-Racing es parte de mi vida, yo crecí acá... Es difícil despegarse, pero nunca se puede decir nunca... El fútbol es muy cambiante, dinámico. Después sos esclavo de tus palabras.
-¿Podés caminar tranquilo por la calle? ¿Sos de ir al cine, a comer algo...?
-La demanda de la gente no me molesta para nada. Trato de hacer de todo, una vida normal... Igual soy bastante casero... Pero cuando puedo voy al cine con mi señora, la tengo que sacar también porque si no me mata, ja.
-¿Es futbolera?
-Sí, pero a veces se cansa. A la tarde me dice “otra vez con el hielo”, esas cosas típicas de esposa. Pero entiende, vivió toda su vida al lado mío...
-¿Te paran más en Buenos Aires o en Milan?
-Tal vez allá porque Milan es más chico y el Inter representa mucho. Se me hace difícil andar allá...
-¿Sos consciente de la locura que generás en la gente?
-Veo la gente que se queda a esperar un autógrafo cuando llueve... Las cosas en ese sentido son muy locas... Yo nomás trato de agradecerlo, soy re contra agradecido y cuando puedo firmo todos los autógrafos que me piden...
-¿Te sentís un iluminado? Porque sos ídolo de tres clubes como Racing, el Inter y Genoa...
-Eso habría que preguntárselo a la gente. Eso de la palabra ídolo... Siempre me sentí respetado y valorado en todos los clubes, que en definitiva es lo que más me interesa. Que te reciban, que te traten con cariño son cosas que no tienen precio, me llenan de emoción. Y más que un iluminado me siento un afortunado, ja. Pero detrás de todo lo que soy hay mucho esfuerzo. Y no sólo mío, sino de toda una familia.
fuente Olé
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